Me citó el lunes 19/01 a las 8:30 AM, y fuimos al jardín en la parte posterior de su casa.
—Enséñame cómo corres.
—Ok —respondí y me situé a un lado, y empecé a trotar alrededor del jardín.
—¡No, no, no, no! ¡Así no! ¿Pero qué haces? ¡Ya sé por qué nos lesionamos! ¡Corriendo así te cansarás más y te volverás a lesionar!
Según ella corría saltando y gastaba mucha energía. Ella se colocó a mi lado y, a pesar de no haber corrido nunca una maratón, se puso a trotar para enseñarme cómo hacerlo. ‘¿Ves?, You have to shuffle… Así debe ser nuestro Easy pace’, recalcó.
El paso Easy, es aquel que te permite recorrer una distancia larga y sin cansarte. ‘Cuando queramos ir más rápido, no debemos alargar el paso, simplemente aumentamos la cadencia… Y así será nuestro Marathon pace’, me aconsejó. ‘No quiero que alargues el paso o te volverás a lesionar’, me amenazaba con su dedo, que seguramente curó a muchas personas, pero ahora ese mismo dedo sentía me haría daño si no le hacía caso.
Luego pasamos nuevamente a la sesión con la máquina ultrasonido, masajes y estiramientos.
—No quiero que volvamos a lesionarnos.
—OK
—Si te sientes mal o te duele, en verdad, deja de correr, caminas y me llamas inmediatamente, ¿OK? —me advirtió con tono materno.
—OK
—Listo, ya está. Ahora prométeme que haremos el plan según lo estamos acordando. Yo te haré llegar, pero de ti depende entrenar, ¿OK?
—OK
La semana del 19 al 25 de enero tenía que correr 245 minutos —en teoría, porque Maro no contaba con Trujillo, la fiesta de 'El Perol' y el Concurso de Marinera—. El plan, no era uno orientado a recorrer kilómetros, sino paulatinamente ir aumentando la cantidad de minutos. Esto con el objetivo que el día de la maratón fuese el día que iba recorrer más minutos.
El plan para la primera semana estaba distribuido de la siguiente manera:
- Lunes 19/01, 30 minutos, Easy Pace
- Martes 20/01, 30 minutos, Easy Pace
- Miércoles 21/01, 45 minutos, Easy Pace
- Jueves 22/01, 30 minutos, Easy Pace
- Viernes 23/01, 30 minutos, Easy Pace
- Sábado 24/01, 80 minutos, Easy Pace
- Domingo 25/01, descanso
Maro además me pidió apunte la cantidad de kilómetros que recorría en ese tiempo y cuente los pasos que daba por minuto. El primer día corrí muy despacio, luego de 30 minutos de carrera usando el Easy Pace solo recorrí 3 kilómetros y di en promedio 80 pasos por minuto (con cada pierna). No me fatigué para nada, pero sí sentía mucho el tendón. Pensé que mi lesión volvería a aparecer, pero felizmente no fue así.
Al siguiente día corrí casi la misma distancia: 3.2 kilómetros en los 30 minutos programados; y como en el día anterior, parecía que el tendón quería volver a hacerme descansar. Para el tercer día ya me tocaba un esfuerzo mayor, 45 minutos. Los corrí e hice un poco más de 5 kilómetros. Ese día sí sentí mucho el tendón, pero no tanto como para ir llorando donde Maro… me aguanté como los machos —habilidad que ido perdiendo al paso de los años.
El jueves sabía que el resto de los días no iba correr, ya que el día siguiente era la fiesta de El Perol, el sábado y domingo las finales del Concurso Nacional de Marinera en Trujillo, y definitivamente no me iba a perder esas fiestas. Igual ese día corrí lo que estaba programado, 30 minutos, una vuelta al Pentagonito que la hice veloz porque tenía que ir hacer mi mochila para el viaje. Ese día recorrí 4 kilómetros y como siempre a 80 pasos por minuto.
Luego de correr, el jueves fuimos a Trujillo en bus. Llegamos viernes temprano y nos fuimos a tomar desayuno y luego a Huanchaco —pasó por mi cabeza correr en la playa, pero me desanimé.
La tarde del viernes nos dirigimos al Concurso de la Marinera en el Gran Chimú. Luego a la nochecita al Perol.
Aquí viene la explicación racional, fundamental y lógica del ahora tan conocido Baile del Perol. En el principal ambiente de donde se iba a desarrollar la reunión, los asistentes, a su ingreso, se percataban un enorme y brillante perol
de cobre, colocado justo al centro de la pista de baile. En su interior, había unos relucientes claveles, que parecían que acababan de ser regados con agua del cielo.
(…)
Ahora la primera condición para los asistentes: ir ataviados completamente de blanco, el color de los elegantes chalanes sobre sus caballos de paso.
Lo que vino después, es historia conocida. El Baile del Perol se convirtió en la excusa ideal para vestirse de blanco y asistir a una de las más elegantes y tradicionales fiestas que puedan realizarse en nuestra ciudad.
La fiesta terminó en un desarreglo total… todos empezamos de blanco, muy lindos y formalitos, pero poco a poco nos íbamos poniendo ‘negros’, ja... así empezamos:
El sábado tenía que correr 80 minutos y obviamente no los hice. Estábamos resaqueados, pero por la tarde enfilamos nuevamente al Concurso de la Marinera en el Gran Chimú. Eran las finales de coreografías, en donde unos señores de la tercera edad (a pesar de no haber ganado), hicieron que el coliseo entero se ponga de pié a aplaudirlos.
El domingo nuevamente en el coliseo viendo las finales de todas las categorías; ya era cosa seria, el nivel de las parejas era altísimo. Soñé con que luego de la maratón, iba regresar al taller a seguir bailando marinera para algún día estar bailando allí en el Gran Chimú, ja… ¡Difícil! ... los hermanos Herran la rompieron.
Y así acabé la semana uno, la empecé bien, muy fogoso y con muchas ganas de correr, y la terminé en juergas.
Esa semana, si me pongo a sumar la cantidad de minutos y los tiempos, acumulé aproximadamente 15 kilómetros, 135 minutos y 80 pasos en promedio… Terminé con dolor de tendón, no tanto como al inicio, pero sentía el tendón cada vez que corría. Y pensar que en una sola carrera tengo que recorrer 42 kilómetros, cada vez lo veo más lejos.
Gracias nuevamente a todas las personas que siguen colaborando con el Centro de Rehabilitación Michael Carter Lisnow, hasta ahora llevo $161.00, se que la gente se va animar poco a poco. Has clic en DONATE!!! Algunos inclusive me han pedido retire la columna de montos del resumen, ya que no quieren que el resto se sienta mal cuando estas personas donen los $113.00 o los $280.00, ja, ja, ja.
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