martes, 23 de junio de 2009

2009 Boston Marathon: Correr para contarla - La Carrera 3

Solo faltaban 7K (menos de dos vueltas al Pentagonito, que lo hacía como rutina diaria durante mi entrenamiento y sin cansarme), hasta ese momento iba corriendo aproximadamente 3h45m, y pensé: ‘Maro, hasta acá ya te hice caso, ahora me haré caso a mí mismo’, quería acelerar, me sentía bien y quería llegar en 4h15m… sentía que era posible —luego me daría cuenta que no.

En verde como siempre el altímetro, se nota que a partir de allí todo iba a ser bajada, en azul mi paso, se ve también que estuve por debajo de los 6min/K, incluso por ratos por debajo de los 5min/K.



Brookline, el séptimo pueblo nos recibe y notamos que a simple vista tiene más habitantes que Newton, se ven zonas más urbanizadas, hay más gente en las calles y mucho más bulla, eso hacía suponer que nos acercábamos a Boston.

Corríamos sobre la Commonwealth Ave. y de pronto de ensancha, se pone muy grande y carteles te dan la bienvenida a Cleveland Circle.

Una curva a la izquierda nos hace cambiar a la Beacon St., una calle recta muy larga de al menos dos kilómetros de distancia.

A partir de los 35K, pasaba a todos, todos estaban muy cansados luego de las colinas de Newton y yo me sentía muy bien, no me dolía nada, saludaba con la mano a todo el mundo, veía gente rengueando, algunos parecían acalambrados, otros sentados en el piso y llorando porque no podían más… agradecía que todo me iba bien hasta ese momento y esperaba todo termine bien.

Ni los súper héroes me alcanzaban, dejaba atrás al Capitán América, Batman, Robin, La Mujer Maravilla, Chapulín, etc… todos los súper amigos estaban destruidos, parecía que habían tenido alguna batalla por defender la tierra antes de la maratón.

A pesar de haber estado corriendo por casi 4 horas, sentía mucho frío, parecía que no hubiera calentado nada, tampoco sudaba, en todo momento corrí con los guantes, solo me sacaba el derecho para comer las naranjas que muchas personas nos regalaban.

Acá una foto captada por marathonfoto.com justo cuando estoy comiendo una naranja regalada por alguien.

Aumento la velocidad y logro correr a 5:23min/Km. (~11.1Km/h), del 35K al 40K los hago en 26:55.19, estaba desafiando el pronóstico que decía la Web, que había estimado iba terminar la maratón en 4h40m. En Lima, mi trainer veía estos tiempos y no pensaba que fuera capaz de mantener el paso hasta el final, pensaba me iba morir por el 38K.

A lo lejos (muy lejos) se ve el letro de CITGO, que marcaba la milla número 25 (~40K)… aquí en la foto se ve el letrero muy pequeño en el centro del círculo.


Antes de llegar a CITGO, hay una última pequeña subida, que no estaba registrada porque no es tan pronunciada como las de Newton, pero luego de casi 40K, te parece gigante… es el puente que cruza la autopista Mass Pike, casi todos ya caminan en este punto. Esta foto que encontré no es muy buena, pero es justo cruzando el puente, con los corredores destruidos, y el letrero de CITGO muy cerca.




Como siempre en verde el altímetro y en azul el paso. Trato te mantener la velocidad y esos dos últimos kilómetros los recorro a un promedio de 5:47min/K.

Llegué a la marca de los 40K en 4h12m aproximadamente, era imposible llegar antes de las 4h15m, pero eso no me desmotivaba. No se en qué momento me empieza a doler la rodilla derecha, pero el dolor no iba impedir mantenga el mismo ritmo… un poco más allá trato de tomar un trago de Gatorade, y como era complicado hacerlo corriendo, bajé un poco el paso, y justo allí me quiere dar calambre en el femoral derecho… así que me dije, ‘aunque me tire todo el Gatorade encima, no paro y lo tomo corriendo’… no le tomé mucha importancia al calambre y seguí.

Acá otra foto de marathonfoto.com, justo cruzando el letrero de CITGO.



Ya en la señal de CITGO te recibe el segundo pueblo más esperado de toda la maratón (el primer pueblo más esperado era Welleslely y sus Demonias), Boston, el octavo y último pueblo… aunque este ya no es pueblo, es la ciudad, la capital del estado de Massachusetts.

La milla 25 no está marcada como todas las anteriores, no aparece el típico letrero ‘25 MILE’, en cambio aparece un letrero completamente motivador ‘1 MILE LEFT’.

Quedaban menos de 2K…

Ya estábamos en medio de la ciudad de Boston, luego de cruzar la marca de los 40K giramos a la derecha y cambiamos de avenida, ahora estábamos en Commonwealth Ave., unos metros más allá pasamos debajo del puente Charlesgate, la bajada normal… pero la subida, a pesar de no ser muy pronunciada, ya costaba mucho.

A pesar de haber estado parados más de 4 horas y el frío, la gente te siga animando, lanzaban mensajes de aliento a todos los corredores, como si nos conocieran de toda la vida.

Unos metros más allá giramos a la derecha en Hareford St., y por primera vez en toda la maratón oigo: ‘VAMOS CALIN!!!’, en toda la carrera solo había oído ‘go Peru’… pero escuchaba ‘CALIN’… giro y era Katherine, una amiga que sabía que iba correr Boston, y habíamos conversado que estaría llegando a Boston luego de 4 horas—por cierto, aún sigo esperando sus fotos del momento que pasé al lado de ella— igual lo máximo Katherine!!!... la saludo con la mano y me voy… ya solo estaba a 300mts. de la llegada.

Finalmente la última curva, el último giro a la izquierda para llegar a Boylston St, y ver al final de la calle el letrero de FINISH. Esta foto justo muestra el momento del giro a la izquierda.


Muchos de los corredores que estaban al lado mío, al ver el arco de llegada gritan de emoción, algunos se arrodillan, se abrazan, otros empiezan a llorar… fue uno de los momentos más emotivo de toda la carrera.

Aumento la velocidad, la gente me alentaba y yo los saludaba, levantaba mis brazos para que me sigan animando, cada vez veía más cerca la llegada y quería quedarme para siempre en ese momento, le mostraba a todos el nombre de mi país en el pecho y se volvían locos, me gritaban de todo, en ese momento solo oía bulla, no distinguía nada de lo que decían.

Muchas cosas se me vienen a la cabeza, me acordaba de mi mamá, que había hecho una misa de salud el día anterior de la carrera a nombre mío rogando no me pase nada; recordaba mi hermano, que nunca supo en qué momento me volví corredor, le sorprendía el hecho que antes no hacía nada de deporte, que pasaba más de 12 horas en cama aplastado, y que ahora era capaz de correr mucho más que él; de mi querida Maro, que me curó de la lesión, y que hace solo dos meses estaba lesionado y no podía correr ni 5K... en ese momento, era capaz de correr 42K, ella me cuidó todo el camino.

Tenía a mis amigos en la cabeza, a mi familia en el corazón y a mi entrenadora en las piernas.

Luego de 4h25m31s cruzo la meta EMOCIONADO, SATISFECHO, ORGULLOSO y CANSADO… pero al fin y al cabo… lo había logrado, lo había conseguido… y no se por qué, pero quería seguir corriendo.


Me saludaba con los que habían llegado y nos felicitábamos en inglés… muchos lloraban y los voluntarios los consolaban, así que yo también fui por mi abrazo de felicitaciones de alguna voluntaria puessssssssss… no tenía a nadie en la llegaba y necesitaba abrazar a alguien.

Lo había logrado, era parte de ese grupo que llaman ‘maratonistas’… y aún no creía que lo había logrado.

Los voluntarios no te dejan hacer nada, vienen y te dan una botella de agua, te la abren para ti, te ponen la capa de aluminio, te piden que te voltees para que ellos mismos te la coloquen (la capa)… sigues caminando y ellos se agachan para sacarte el chip de la zapatilla, luego te vuelven a colocar los pasadores… y finalmente, uno de los momentos más sublimes… te colocan la medalla con el unicornio.

Lo había logrado, había capturado al unicornio.

Feliz posaba con mi capa y mi medalla ante todo fotógrafo que se me cuadraba delante.

Quería dos medallas, una para mí y otra que iba regalar a alguien… pero no se pudo, solo te daban la medalla a cambio del chip y yo ya había hecho el cambio… qué mala suerte!!!

De la emoción de la llegaba, los abrazos y saludos con todo el mundo, no recordaba que hacía un frío de los mil demonios, que a pesar de la capa de aluminio igual sentía el aire frío de Boston llegando hasta los huesos.

Caminé hasta los buses, busqué mi número y pedí mi bolsa que había dejado al inicio del día en la villa de los atletas. Era momento de ponerme ropa seca…

Saco mi celular de la bolsa y llamo a mi casa y me contesta mi mamá, a ella no le importaba si había llegado a la meta, si había hecho buen tiempo, si había mantenido mi paso, solo le interesaba saber si aún estaba vivo.

Luego hablo con Maro, y me dice que había hecho una carrera excelente, que celebre y disfrute del momento.

Y eso iba hacer…